Esta semana han pasado muchas cosas: tras unos días IKEAndo, ya tenemos cocina nueva:
Además, nos han puesto el balcón, porque más de uno ha estado a punto de caer al vacío al abrir la puerta del mismo... Sipi ha resuelto las dudas de solapamiento de mi proyecto con el de Bench, lo cual me tranquiliza sobremanera. He conseguido comprar una estantería por 10 euros y Sankt Nikolaus me trajo chocolate el día 6. Aún no ha llegado el frío y sigo pudiendo ir en bici al lab. El domingo, mis primos tuvieron a su segundo hijo, un pepón de 3 kilos 900 gramos llamado Álvaro y que estoy deseando conocer. En el lab han puesto un pedazo de árbol de Navidad y los enanos se pasaron toda una tarde decorándolo. El jueves tuvimos a Walter Gehring dándonos una charla sobre la evolución del ojo. Al final, ese abuelito que sabe tanto, que destila sabiduría, nos dijo que, por mucho que pudiera llegar a saber sobre su tema, nunca entendería la belleza de los ojos de una mujer.
Han pasado, como digo, muchas cosas dignas de mención. Pero la más importante es que algo cambió durante esa noche que os contaba, la de la botella de ron.
Y hoy, aunque no haya salido el sol, también hace un buen día.
Además, nos han puesto el balcón, porque más de uno ha estado a punto de caer al vacío al abrir la puerta del mismo... Sipi ha resuelto las dudas de solapamiento de mi proyecto con el de Bench, lo cual me tranquiliza sobremanera. He conseguido comprar una estantería por 10 euros y Sankt Nikolaus me trajo chocolate el día 6. Aún no ha llegado el frío y sigo pudiendo ir en bici al lab. El domingo, mis primos tuvieron a su segundo hijo, un pepón de 3 kilos 900 gramos llamado Álvaro y que estoy deseando conocer. En el lab han puesto un pedazo de árbol de Navidad y los enanos se pasaron toda una tarde decorándolo. El jueves tuvimos a Walter Gehring dándonos una charla sobre la evolución del ojo. Al final, ese abuelito que sabe tanto, que destila sabiduría, nos dijo que, por mucho que pudiera llegar a saber sobre su tema, nunca entendería la belleza de los ojos de una mujer.
Han pasado, como digo, muchas cosas dignas de mención. Pero la más importante es que algo cambió durante esa noche que os contaba, la de la botella de ron.
Y hoy, aunque no haya salido el sol, también hace un buen día.
5 comentarios:
Con esa vista de lince que me caracteriza (totalmente irónico, porque la miopía que ya tengo es galopante :-b), he descubierto que en tu casa se bebe bastante Becks... ¡Entonces eres de las mías! xD
Un besito muy fuerte, Elena.
Mis compis Bea, mis compis. Yo prefiero Havana Club... aunque cada vez echo más de menos mi Legendario... ains, ya mismo estoy ahí y me tomaré uno a mi propia salud.
Jajaja, es que tú también... ¡te vas del mar a la montaña! xD ¿Vas a venir por Sevilla? Qué bien, una que puede relajarse... porque yo estaré amargada estudiando microbiología para el examen de enero (sí, porque siempre tiene que haber un examen justo después de las vacaciones... y por qué, me pregunto yo...)
Fíjate tú que en ese tipo de noches que acaban amaneciendo, siempre, siempre, algo cambia...
De relajarse nada... leer mil papers, empezar a definir la serie de experimentos, agobiarme pensando que tengo mi primer TAC en febrero, preparar la PhD Party... y sobre todo, ver a mi gente. Hacía años que no tenía ganas de que llegara la Navidad...
Reve,es la primera vez que algo cambia... a mejor. Y creo que en ti también ha cambiado algo, o al menos eso parece...
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