martes, 28 de febrero de 2006

Futuro

"El futuro es un instrumento importante por el cual los seres humanos pueden hacer soportable el presente y dar un significado al pasado. " (J. McHale, 1969)

Hay que ver lo que aprende una estudiando OT...

O sea, que la persecución en que me hallo, en pos de mi sueño, es la que me hace soportar estar todo un día soleado encerrada estudiando, y la que da significado a mis años en el cole, en el la Universidad, a los malos ratos, a los buenos ratos, a mi año en Hamburg... no está mal. Yo creo que merece la pena tener un sueño, un futuro por escribir.

lunes, 27 de febrero de 2006

Tallas

Una tarde de Febrero, una chica normal entra en una tienda del centro de la ciudad, a ver si hay algo de ropa que merezca la pena los euros. Mira algunas camisetas, algún jersey, algún pantalón, ve uno que le gusta y se acerca a la dependienta:

"Perdona, ¿éste en la 40, por favor? "

"No, es que aquí tallas grandes no tenemos"

Y luego que me vengan con que la culpa es nuestra por hacer dietas sin control médico. ¡Vengahombrepordios!

lunes, 20 de febrero de 2006

Ich will zurück!!

Yo no es que quiera ser pesada, pero sé que a veces lo soy. Admitirlo es el primer paso para solucionarlo, ¿no? Es que la gente dice que es leyenda urbana, rumor de pasillo, chismorreo de corral de vecinas, pero no lo es; no es nada de eso. Hablo de la depresión post-Erasmus. Es real, sucede, y la estoy viviendo. El punto álgido de la depresión es el mes siguiente a tu vuelta. Ese mes sí que fue horrible. Todo allí era mejor.

Pues en Hamburgo hubiera llegado a tiempo, como el metro siempre venía a su hora...

Pues cuando en Hamburgo hacíamos fiesta española, siempre estaba llena, éramos los más máquinas.

Sí, sí tengo frío, ¿qué pasa? ¿Es que por haber vivido un invierno en Alemania tengo que volver inmune al frío?.

Ay, pues en Hamburgo siempre llovía así, no sé de qué os quejáis.

Luego, conforme pasan los meses, se te pasa un poco, y te vuelves a acostumbrar a vivir en tu casa, con tus padres. Vuelves a olvidarte de lo que es llegar a casa y tener un maravilloso "nada" en la nevera, vuelves a encontrar la ropa limpia dobladita en tu cama y se te olvidan esas maravillosas excursiones al sótano de la residencia cargada de ropa sucia. Esas tardes interminables en la Mensa, de "sobremesa", esas cervecitas en el 99 cts, esas noches en la Europa, ese camino desde U-Bahn St. Pauli hasta Reeperbahn, acabar en el Pudel a las 6 de la mañana, tomarte un Döner en el Osbek e ir a terminar la noche (o empezar el día) en el Fischmarkt, con miles de hamburgueses que se levantan a esa hora para ir a comprar pescado. Esas días, cuando al fin salió el sol, en el Stadtpark, luego en la playita, esos carrerones porque el metro "fährt sofort" y esa Multi Kulti con nuestros 100 litros de sangría...

Pero hay temporadas, como esta que atravieso ahora, en que todo esto vuelve, vuelve con más fuerza todavía, y quieres retroceder justo un año y estar allí con todo el mundo, viviendo de nuevo todo aquello, volver a ser Erasmusstudentin y que las calles de Hamburg vuelvan a ser tu rutina. Volver a coger cada mañana el S21 para ir al laboratorio, volver para ir a clase, almorzar en la Mensa, que Alberto llegara diciendo que le va a dar una embolia cerebral, que Patri llegara con su desastre habitual y hubiera perdido un par de Scheins, que Rosa viniera con alguna herida/infección/resfriado o similar, que María apareciera arreglándose el flequillo o Ruth hablando con su Mikel por teléfono. Que Viole nos contara su última conquista, Carlos nos enseñara su nueva camiseta, que planeáramos qué hacer el viernes, que Rubén, Pollo y Cuevas montaran una de sus fiestas improvisadas. Que Hummel Hummel volviera a ser paisaje urbano.

Todo esto y mucho más fue Hamburg 2004/2005, y a veces vuelve con mucha nitidez. Vuelve y te duele por dentro que se acabara. Sé que mucha gente se reconocerá en estas líneas, cambiando nombres de amigos, bares, y lugares. Pero todos verán una Erasmus ahí dentro. En Alemania, Italia, Grecia, Polonia, Inglaterra, Francia o Portugal, ser Erasmus es eso, simple y llanamente ser Erasmus.

Y todos vosotros, mis hamburgueses preferidos, veréis que, como siempre, Ich will zurück!!

jueves, 16 de febrero de 2006

Cuestión de vocación

Tengo un profesor que me enseña OT.
Yo, cuando estaba en tercero y escuché que los de quinto tenían una asignatura que se llamaba así, pensé lo que todo el mundo. Que a lo mejor te enseñaban a cantar. Luego te topas con la triste realidad de que seguiré matando al gato de por vida, porque lo que enseñan en OT es, precisamente, OT: Ordenación del Territorio. Es como jugar a ordenar tu cuarto, pero en primera división. El caso es que el otro día hablaba el profesor de la Costa del Sol y de Jesús Gil de vez en cuando.

Profesor: "Como se ve en la foto, aquí está la línea de deslinde y todas estas casas están aquí tan tranquilas."

Todos: murmullo generalizado

Profesor: "Y no sólo son legales, sino que están amparadas en la legalidad."

Yo creo que en vez de a OT, debería dedicarse al derecho. A lo mejor atendemos más.

lunes, 13 de febrero de 2006

Reto

Ayer fui a ver “En la cuerda floja”, la biografía de Johnny Cash. Fui al único cine de la ciudad que pone pelis en V.O. y aquello parecía el lado oscuro. Decenas de alegres norteamericanas hacían cola ordenadamente para comprar las entradas. Rubias. Clónicas. Con su patata en la boca. Y yo que siempre había creído que los únicos seres superiores clonados del mundo habían sido Dolly y las pijas de Sevilla… qué equivocada estaba. Pues eso, que allí estaban todas… oh, you guys want popcorn? en el vestíbulo, con sus rubias melenas, sus vaqueros anchos, sus “naikis” y su sudadera con capucha y letras grandes (cremallera opcional). You seen Munich? Los pocos nativos que allí nos encontrábamos buscábamos cobijo entre nuestros semejantes, diosmio me dieron ganas hasta de exagerar el acento… total, que entramos en la sala I found my seat! Y me hundo en la butaca con mis popc digoooo palomitas, mi botellita de agua en el reposabotellitasdeagua y bueno, que empiece el espectáculo (let the show begin, que yo también sé inglés). La sala se empieza a llenar mientras vemos un par de trailers… me apunto “La joven del agua” por aquí para que no se me olvide, que para estas cosas soy un desastre. Cuando la sala termina de oscurecerse y parece que la peli va a empezar definitivamente, el guiri que se había sentado dos asientos a mi derecha empieza a hacer unos aspavientos bastante raros, en plan taichi o algo similar. Empiezo a pensar que es algún ritual iowano o idahoano o arkansiano, quién sabe, pero me percato de que lo que hace es llamar a su amiga. La susodicha acaba de entrar en la sala con un macro paquete de palom digoooo popcorn y va algo desorientada pasillo arriba, pasillo abajo, mirando a ambos lados. Por fin, cual Quijote, ve al molino de viento que es el pobre chiquillo de mi derecha, y se aproxima hasta mí. Con un “pewwdon” (que ya que estamos podría haber dicho sorry, que sé inglés, leñe) se desliza entre mis rodillas y el asiento delantero… con tan mala suerte que golpea el reposabotellitasdeagua y mi botellita de agua cae al suelo y empieza a rodar, y a rodar, y a rodar… y acaba en la primera fila.

Reto: prueba a ver una peli guiri, rodeado de guiris que se ríen antes de que a ti te dé tiempo de terminar de leer los subtítulos, con la boca como una alpargata después de las palomitas.

Y luego dime si los de Font Vella no harían negocio produciendo ellos también las palomitas.

miércoles, 8 de febrero de 2006

Tienes un e-mail

Ayer me llegó un e-mail. Aún me acuerdo de cuando lo que me llegaban eran cartas. (Bueno, tampoco soy tan vieja). Era genial abrir el buzón y encontrar un sobre con tu nombre escrito a mano, sin ventanita de plástico y sin abrefácil. Un sobre con tu nombre, su nombre y la cara del rey en la esquina. Lo abría por las escaleras, lo leía por el pasillo y al llegar a mi habitación, era un poquito más feliz. A veces, la carta me traía novedades de Valladolid, a veces de Madrid, muchas veces de Hradec Kralowé, un pueblecito de la República Checa, otras veces de Hessen, alguna que otra de Belgrado, de vez en cuando una postal de Costa Rica, de Egipto, de Nueva York, de Venecia, de algún país africano del que no recuerdo el nombre. Ahora sólo me llega alguna postal de vez en cuando, y casi siempre sé que me va a llegar.

Decía que ayer me llegó un e-mail. Provenía de Dresden, en Alemania, pero no traía sello ni sobre de papel reciclado. Si por apariencia fuera, podría haber sido de Singapur, de Tegucigalpa o de Brenes. Si la información que contenía hubiera venido en un sobre, habría cogido éste del buzón, habría subido las escaleras mirándolo, sin querer apenas tocarlo. Y una vez en casa, en el salón, hubiera reunido a toda mi familia. Se hubiera creado una atmósfera hollywoodiense de después de comer, mi hermana y mis padres me hubieran gritado que lo abriera, yo me hubiera hecho de rogar un poquito, no mucho porque los nervios hubieran estado a punto de provocarme una embolia, pero le hubiera dado emoción a la cosa, habría jugado con el sobre, dándole vueltas sobre sí mismo, observando cada detalle, cada diente del sello, el estilo de letra impreso, hubiera comprobado que mi dirección estaba bien escrita, así como mis apellidos, hubiera intentado buscar en mi memoria el nombre del remitente, hubiera mirado la marca del sobre… en fin. Una vez abierto, hubiera buscado la palabra mágica entre la morralla. Hubiera levantado los ojos para ver tres caras temiendo lo peor, deseando lo mejor. Hubiera sonreído y… final feliz made in Hollywood. Mi padre se hubiera quedado más ancho que largo, mi madre, que es capricornio, hubiera dicho “ya sabía yo que iba a ser que sí” y mi hermana me hubiera sonreído como sonríen las hermanas mayores cuando se sienten orgullosas de sus hermanas pequeñas, pero no lo van a demostrar.

Pero eso eran otros tiempos. Ayer lo que hice fue “click” sobre el asunto del correo electrónico. Busqué la palabra mágica y sí, la encontré, pero me quedé sentada en la silla y dije: “oye, que me han invitado a las entrevistas en Dresden”.

Puede que sea una romántica y una peliculera, pero… me podrían haber mandado una carta, ¿no?

jueves, 2 de febrero de 2006

Vértigo

En Julio seré Ambientóloga. Am-bien-tó-lo-ga. Pero si hasta el word me lo subraya en rojo… Pues sí, eso es lo que voy a ser, Ambientóloga. Licenciada en Ciencias Ambientales suena mucho mejor, pero era demasiado largo. Ambientalista suena a Ecologista, y no queremos mezclar churras con merinas, que cuando digo lo que estudio, todas las personas de más de 35 años piensan que me monto con los de Greenpeace a abordar balleneros. Así que con Ambientólogos nos quedamos. Ambientóloga, que parece que vamos vendiendo ambientadores, o que nos inclinamos por los garitos homosexuales cuando salimos los viernes. Ambientóloga… ¿no se os llena la boca diciéndolo? Llenita la tengo yo del examen que tengo mañana… ay m adre. Bueno, no sé, el caso es que en Julio van a pasar dos cosas: que voy a ser Ambientóloga y que se va a acabar el plan de mi vida. Sí sí, se acaba.
Naces, y vas a la guardería, luego entras en EGB, y luego en BUP. Si te gusta la cosa, sigues hasta COU, sabes que luego viene la Selectividad, y que, si te sigue gustando, harás tres o cinco años de carrera. Y luego qué, ¿eh? Porque no sé el resto de la población, pero yo lo tenía todo muy bien planeado hasta Julio de mi quinto año de carrera. Siempre ahí a lo lejos, como algo inalcanzable, como Navidad cuando aún tenemos caramelos de Reyes pegados a las suelas, como que Bush coma el potaje de mi madre… no sé.
Y ahora, lo que siento es como si hubiera un muro que no me deja ver lo que hay detrás. Vamos a ver, el día 6 de Julio tengo mi último examen, ponle una semanita y media más para corregir y… nos montamos en… el 17 de Julio de 2006. Ea, mi vida estaba planeada hasta el 17 de Julio de 2006. Ahora tengo toda una gran página en blanco para rellenarla. Como un año recién estrenado, sólo que en vez de uno, son unos cuantos. Como cuando cambias las sábanas y están lisas, lisas… y blancas. Sin nada previsto, sin ni la menor idea de qué haré el 18 de Julio, en Agosto, después del verano, en 2016, en 2026… si seguiré viviendo aquí, si habrán arreglado las aceras de mi calle, si conseguiré hacer el doctorado que tanto me gusta, si Rajoy habrá cambiado la forma de pronunciar su /s/, si tendremos nuevo Papa, si Hamburg habrá estrenado ya su nueva línea de metro, si seguiré teniendo los mismos amigos, si la gripe aviar nos habrá matado a todos, si recordaré algo de lo que hacía en Enero de 2006…¿no os da vértigo?