domingo, 21 de noviembre de 2010

The concept of home

La semana pasada fui a Dresden a pasar el fin de semana. Lo tenía pensado hacía tiempo, pero llegó el viernes y yo aún no había comprado los billetes. Hablando con G. por skype sobre un asunto, me dijo:
"Bueno, ya lo hablamos cuando llegues, hasta luego!"

Me di cuenta de que tenía muchas ganas de pasar tiempo en Dresden con mis amigos, así que hice la mochila en media hora y salí hacia la estación de autobuses. De camino hacia Viena pensé:
"Ah, qué bien, esta noche duermo en casa."

De pronto, tuve la misma sensación que tenía al principio del doctorado cuando volvía a Sevilla desde Dresden. Esa sensación que uno tiene al final de un viaje, cuando sabe que vuelve a casa. Yo estaba volviendo a Dresden, y era exactamente eso lo que sentía; estaba volviendo a casa.
El fin de semana fue inmejorable. Vi a mis amigos, desayuné, comí, cené y me tomé una copa en mis sitios favoritos, tuvimos un partido de frisbee genial, dormí de nuevo en mi cama, me tomé un café (mi café) en mi salón...

Como decía hace poco un amigo mío, @vineeth, cada vez que voy a o vuelvo de la India no me queda más remedio que replantearme el concepto "home".

viernes, 19 de noviembre de 2010

He vuelto para quejarme

Así en corto: ahora mismo estoy en los alrededores de Viena, en el nuevo instituto al que mi jefe (Heisenberg) ha mudado su laboratorio. Llevo aquí desde mediados de Octubre y me quedo hasta el 23 de Diciembre. Luego voy a casa (Sevilla) por Navidad y en Enero vuelvo a casa (Dresden) para defender mi tesis el 17 de Enero.

Ahora no hago experimentos, porque tanto la tesis como el artículo están finiquitados. Ahora me dedico a ser Lab Manager, que dicho así suena tela de guay, pero que la mayor parte del tiempo es un gran coñazo, pardon my French.

Estoy pasando una mala racha, ando desganada, aburrida, desmotivada. Lo más guay que he hecho hoy ha sido enseñarle a la técnico de la cocina de medios (Renate) cómo se hacen placas de Petri con agar.
Mientras lo hacía, hablábamos (en alemán austriaco, que se dice pronto) de cómo llega uno a trabajar en un laboratorio, y le contaba que en mi caso, estudié cinco años en la Universidad y luego cuatro en Dresden con Heisenberg. Y ella se asombraba: "Nueve años??" Y a mí me salió automáticamente: "Sí, nueve años para nada".

Renate torció el gesto y dijo: "Para nada no habrán sido, mujer". Y yo me quedé pensando que no, claro, que para nada no han sido, pero que ahora me quiero dedicar a algo completamente distinto, y que sí, que lo que he aprendido me va a servir, quizá, para conseguirlo, pero estos días estoy teniendo la sensación de que TODO ha sido para NADA. La euforia del artículo se pasó, ahora me amenaza la defensa de la tesis, (que sólo de pensarlo me entra la procrastinitis aguda), y encima echo de menos Dresden y a mis amigos.