domingo, 9 de septiembre de 2007

De admiraciones y frustraciones

En Diciembre visité Barcelona, podría decirse que por primera vez, porque la última vez que estuve allí antes de Diciembre fue cuando tenía unos seis años. Me gustó mucho. Me gustó la gente, me gustaron las calles, la atmósfera y el aire mucho más europeo que se respiraba.
Pero sobre todo, me gustó Gaudí. No voy a disertar ahora sobre la aportación que don Antoni hizo a la arquitectura o al arte. Voy a contar cómo este señor y su obra me afectaron a mí.
Después de visitar la Pedrera y la Sagrada Familia, me invadió una sensación de desamparo. Este señor dedicó su vida a estudiar la Naturaleza y a plasmarla en su obra. Había comprendido, cuando otros apenas aprenden a contar, que la Naturaleza se basa en un equilibrio, en un estado de mínima energía que es la que la mantiene viva, básicamente. Y eso es lo que él quiso en sus casas, en sus muebles, en sus diseños, en su iglesia, en su vida. Diseñó columnas como troncos de sequoyas, diseñó vigas como copas de árboles que se entremezclan en altura. Diseñó escaleras como espirales que se conservan desde un Nautilus hasta el patrón con que las hojas aparecen alrededor de un tallo. Diseñó bóvedas que se sostienen como una liana que cuelga en una selva. Diseñó todo tal y como la Naturaleza se lo había mostrado, y creó auténticas obras de arte. Obras que, incluso incompletas, son auténticas maravillas. Por eso admiro a este señor.
Yo soy científica porque me gusta esto, pero en mi fuero interno pretendo aportar mi ínfimo granito de arena al conocimiento de la Humanidad. Pretendo que lo que haga hoy sirva para algo mañana, aunque sólo sea a la persona que vendrá detrás mía en este laboratorio. Que alguien, en algún momento, haga uso de lo que estoy investigando (y espero descifrar) ahora. Y, evidentemente, uno se siente muy pequeño. Porque sabes que nunca vas a ser como Gaudí. Porque ?qué coño le queda a uno que hacer en este mundo, cuando gente como él ya han vivido y han hecho y deshecho?

Qué frustrante y a la vez impresionante es admirar su obra y su genio.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ánimo, que en una semanita estás en tu otra casa, o en tu antigua casa, o en... bueno, en Sevilla. Y a descansar entonces. Pero si no trabajas ahora, no dejarás nada que pueda hacerte, quizás algún día, digna de admiración.

(Piensa también que para mucha gente puedes ser incluso ahora, incluso si no te lo crees, digna de admiración).

Un saludo desde Sverige. Lycka till! (mucha suerte ;p )