Ha llegado un punto en que ya no sé si cuando voy a Sevilla estoy yendo y cuando vengo a Dresden volviendo, o al revés. Sé a qué vuelvo a Sevilla, pero también sé a qué vuelvo cuando llego a Dresden. Lo mismo con el ir. Sé que he salido de las vidas de mucha gente yéndome a vivir al extranjero. También sé a ciencia cierta que no me he movido un ápice de las vidas de otra mucha gente. Cuando estoy en Dresden no hablo a menudo con mis amigos. Sólo en contadas ocasiones, como en los cumpleaños o algún día suelto que me da por llamarlos a todos. Pero sé que cuando voy/vuelvo a Sevilla pasaré una tarde entera poniéndome al día con ellos.
También sé que cada vez que viajo a Sevilla veo a menos gente. No es que la "selección natural" haga que sólo vea a cierta gente, por ejemplo la que vive más cerca o con la que tengo más contacto. Es que sé que yo no puedo pedir que cuando yo viajo a Sevilla todo el mundo deje lo que esté haciendo para estar conmigo. Por eso yo siempre aviso de que iré de visita y nunca me enfado por no ver a todo el que quisiera ver. Porque sé que corría ese riesgo yéndome. Y porque lo asumí.
Pero me sigue entristeciendo ver cada vez a menos gente. Me asombro cada vez que aquellos a los que sí veo me hacen un repaso de las vidad de aquellos a los que no veo. Y me asombro y me entristezco porque cada vez sé menos de ellos. Y ellos menos de mí. Y me gustaría ir más veces para volver a tener lo que tenía antes. Pero sin irme de lo que tengo ahora...
También sé que cada vez que viajo a Sevilla veo a menos gente. No es que la "selección natural" haga que sólo vea a cierta gente, por ejemplo la que vive más cerca o con la que tengo más contacto. Es que sé que yo no puedo pedir que cuando yo viajo a Sevilla todo el mundo deje lo que esté haciendo para estar conmigo. Por eso yo siempre aviso de que iré de visita y nunca me enfado por no ver a todo el que quisiera ver. Porque sé que corría ese riesgo yéndome. Y porque lo asumí.
Pero me sigue entristeciendo ver cada vez a menos gente. Me asombro cada vez que aquellos a los que sí veo me hacen un repaso de las vidad de aquellos a los que no veo. Y me asombro y me entristezco porque cada vez sé menos de ellos. Y ellos menos de mí. Y me gustaría ir más veces para volver a tener lo que tenía antes. Pero sin irme de lo que tengo ahora...
7 comentarios:
Te entiendo perfectamente, Elena. A mí lleva pasándome ¡11 años!, justo desde que me "fui" de Zaragoza para "ir" a Sevilla. Cuando "vuelvo" a Zaragoza no me enfado si mis amigos de la infancia no pueden quedar conmigo; también sé a qué "vuelvo" a Sevilla... Muchos ánimos y hazte con aquello que has escogido, es bueno que sientas que no quieres "irte", eso significa que elegiste bien. ;-)
Por cierto, muchísimas gracias por tu mensaje del cumple, me hizo mucha ilusión. :-)
Siempre hay excepciones a todo. Desde que te has ido, sé mucho más de ti; incluso me atrevería a decir que mucho mucho más.
Por cierto, la chica de la que me hablarse, no se ha puesto en contacto conmigo.
"ir y quedarse y con quedar partirse"
No se puede tener todo. :)
Si es todo muy raro, el paso del tiempo es así
saludos
yo tampoco existo...
Ya sé que no es lo mismo, pero mi blog es sevillano y está disponible siempre que quieras, incluso sin moverte de Dresden. Es broma.
Un saludo y espero que puedas visitarme.
Relativismo geográfico-existencial en todo su esplendor, mon amié ;-)
Una interesante y realista reflexión la que haces, Elenita (y mira que tu siempre has tenido una buena mirada, pero esto es... superior. ¿Será la madurez? ¿O que nos hacemos viejos? xDD).
Ya sabes, con ello y con todo, que aquí tienes a uno del que no te librarás fácilmente, pues nos avalan, sencillamente, la práctica totalidad (al menos con conciencia de ello) de nuestra vida, muchos años de buena amistad, de aguantar el coñazo que reparto (con amor ;-), la persona con la que adquirí muchos de los valores por los que me rijo y que forman mi personalidad, con quien aprendí la importancia del orden (sí, sí, ¿te acuerdas de entrar en mi cuarto de niñatillos?, el mundo de la lectura, Los Beatles, a amar el cine, al Tito Arturo... Y así podría seguir.
Ya te puedes ir a la Luna o a Marte con la Pathfinder. Varios lustros. Que a la vuelta (o a la idea, quién sabe ;-) sabes que tendrás seguro alguien a la vuelta. :-)
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