viernes, 14 de enero de 2011

A 3 días escasos de ser doctora

Llevo toda la semana super tranquila. Ni gota de nervios. El hecho de saber al 150% que NADA puede hacer que no me den el doctorado ayuda, la verdad. Yo creo que ni escupiéndole a la cara al tribunal me suspenderían.

Así que la dificultad, el problema, el asunto, como queráis llamarlo, se reduce a no hacer demasiado el ridículo en el proceso de doctorarte. Aquí tenemos el llamado Rigorosum, en el que dos examinadores tienen cada uno 25 minutos para preguntarte lo que quieran sobre un tema previamente acordado que no tiene nada que ver con tu tesis. Yo he elegido estudio comparativo de regeneración desde hidras hasta vertebrados, con Elly Tanaka, y desarrollo neural, con énfasis en señalización y patterning, con Michael Brand. El Rigorosum, por suerte, es a puerta cerrada. Justo después del Rigorosum, viene la Disputation, que es la defensa de la tesis en sí. Tienes 30 minutos para contar al público lo que has hecho durante cuatro años. Es un poco injusto porque es muy poco tiempo para tantas cosas, pero al final todo el mundo se alegra de que no sea más largo, por aquello de no extender la agonía más allá de lo estrictamente necesario.
Volviendo al tema del ridículo, la Disputation no me da miedo. Es mi trabajo, es mi charla, es mi momento, soy la que más sabe del asunto y lo voy a hacer bien. El Rigorosum es lo que me da un poco más de aprensión. Que te pregunten algo básico del tema de regenaración y no lo sepas, después de trabajar cuatro años en el laboratorio de al lado (literalmente) es algo embarazoso. Y que además pretendas que luego esa señora te dé una nota decente, aún peor.
Así que después de toda la semana llevando el tema con mucha calma, hoy me ha dado el ultra ataque de nervios, y no sé muy bien por qué. Al fin y al cabo, lo peor que puede pasarme es hacer el ridículo durante 50 minutos. Y yo las he pasado peores.

Así que... allá vamos.

1 comentario:

foncu dijo...

ANIMO! EL ridículo es un sentimiento denostado, pero es maravilloso. Es la constatación de nos quedan cosas por aprender y mejorar. Si hicieras el ridículo, piensa que al menos sabrás lo que te queda por saber.
;-)