El otro día fue el cumpleaños de una de mis sobrinillas. Cumplía un añito, así que sus padres (mi primo y su esposa) invitaron a la familia más cercana a merendar. Como está feo llegar sin un regalo para la homenajeada, salí deprisa y corriendo a comprarle un regalo a la enana.
Situación: 3 de la tarde, nada abierto.
Agachando la cabeza, decido entrar en El Corte Inglés, templo máximo del consumismo más exacerbado y tradicionalismo a ultranza. No se vaya a quedar la niña sin regalo.
Rebusco un poco y decido comprarle un tentetieso. (Nota aclaratoria: muñeco con base semiesférica pesada que por mucho que lo empujes siempre recobra la verticalidad.)
Bien, con mi tentetieso bajo el brazo me dirijo hacia una señorita:
Disculpe, ¿me puede cobrar, por favor?
Sí, pase por aquí.
Gracias.
clac-clac-clac-clac-clac
Son xxxxx euros. (No vaya a ser que los padres me lean sin yo saberlo y la liemos)
Tome.
¿Se lo pongo de regalito? (Doy por hecho que ha querido decir que si me lo envuelve.)
Sí, por favor.
¿Es niño o niña? (¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿?????????? )
Ehh... niña, ¿por qué?
La señorita corta un trozo de papel de regalo azul celeste, lo pone encima del mostrador y centra el tentetieso. Empiezo a pensar que el Corte Inglés se ha vuelto moderno. O algo. Mi gozo en un pozo. El papel es reversible y por el otro lado es rosita.
Y después decimos que si igualdad bla bla bla...
domingo, 5 de marzo de 2006
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3 comentarios:
Bueno si la nena te cambia de sexo, media vuelta y punto. De lo más práctico.
Desde luego el que inventó el papelito ese se ha lucido. Es casi como lo de los anuncios de juguetes en Navidad, parece que a las niñas no les gustan los clic de playmobil o los juegos de mesa, sólo les enchufan muñequitas.
Pues sí Achab, no había yo pensado en esa posibilidad. Florecilla, a mí eso de no tener tele me vino genial: tuve una infancia repletita de coches, camiones, He-Mans y Tortugas Ninja.
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