Ayer tuve un examen. Técnicas Avanzadas en Química, se llamaba. Hace una semana: aún hay tiempo, tengo una semana todavía... rrrriiiiiiiinnnnnnnngggggggggg el despertador suena y resulta que es 27 de Enero y el examen de TAQ amenaza. TAQ, pero si parece que vas al médico en vez de a un examen, por dios. Total que llegas y vas sobre seguro, has visto los exámenes de otros años y el práctico es fácil, el teórico es el que hay que temer. Pero, ay de ti, resulta que al profesor francés le ha dado por cambiarlos y te topas con un práctico el triple de largo y con sólo una hora y media para resolverlo. A ver, si el RMN me dice que hay tres tipos de carbonos... y un hidrógeno... quizá dos cloros... y la masa es 146... ¿¿será realmente un derivado del benceno?? Quedan cinco minutos para acabar, oyes que dicen. Anda, cómo van a quedar cinco minutos... dios, sí, quedan cinco minutos... bueno, pues un benceno y en el test... falso falso verdadero falso verdadero falso. Ea. Y ahora el teórico. Plop, plop, plop, plop... la gotera. Y es que ayer cayó una tormenta que ríete tú de Noé con los animalitos en la patera esa. Plop, plop, plop, la técnica de espectroscopía de absorción infarroja es óptima para cuantificar hidrocarburos. Plop, plop, la voltamperometría de redisolución anódica sirve para cuantificar metales pesados en disolución. Plop. ¿Está el ecosistema contaminado? Mira, me rindo.
Y mañana, como que me llamo Elena, empiezo el blog. Que le den a los exámenes.
Y mañana, como que me llamo Elena, empiezo el blog. Que le den a los exámenes.
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