El domingo tuve la peor noche en mucho tiempo. Después de un fin de semana de bastantes emociones, me acosté el domingo con mucha incertidumbre, mucho nerviosismo y bastante preocupación. Me dormí fácilmente, pero me desperté continuamente durante toda la noche. Como viene siendo habitual desde que vine a Alemania, descargué además el nerviosisimo sudando como un pollo.
Lo inusual fue que soñé mucho. Bueno, fue todo el tiempo el mismo sueño, pero los 10-20 minutos que conseguía dormir seguidos, conseguía soñar. Y era un sueño bueno. Vaya que si era bueno. En él, todos los motivos que tengo para estar nerviosa, preocupada y llena de incertidumbres, se disolvían. Todo salía bien. Todo se arreglaba. Alles war wieder gut.
Y me despertaba. Y me volvía a dormir. Y me despertaba. Y me volvía a dormir. Y en esos 10 segundos en que me despertaba, todo era borroso, y yo me alegraba sobremanera de que todo se estuviera arreglando. Me volvía a despertar y volvía a ser totalmente feliz porque todo estaba saliendo bien. De pronto, todo estaba bien, se me acababan los problemas y todos éramos felices. Todos. Qué buena noche, al fin y al cabo, quitando el sudor y las intermitencias.
Pero llegó la mañana, sonó el despertador y estuve despierta algo más de 10 segundos. Y ahí sucedió: me di cuenta de que todo había sido un sueño. En un instante, toda la alegría acumulada durante horas se desvaneció. Fue como una piedra que cae sobre el estómago y te intenta hundir. Fue una certeza tan clara, un desengaño tan cruel, que por un momento pensé que eso estaba siendo el sueño.
Y el lunes tuve el peor lunes en años.
Lo inusual fue que soñé mucho. Bueno, fue todo el tiempo el mismo sueño, pero los 10-20 minutos que conseguía dormir seguidos, conseguía soñar. Y era un sueño bueno. Vaya que si era bueno. En él, todos los motivos que tengo para estar nerviosa, preocupada y llena de incertidumbres, se disolvían. Todo salía bien. Todo se arreglaba. Alles war wieder gut.
Y me despertaba. Y me volvía a dormir. Y me despertaba. Y me volvía a dormir. Y en esos 10 segundos en que me despertaba, todo era borroso, y yo me alegraba sobremanera de que todo se estuviera arreglando. Me volvía a despertar y volvía a ser totalmente feliz porque todo estaba saliendo bien. De pronto, todo estaba bien, se me acababan los problemas y todos éramos felices. Todos. Qué buena noche, al fin y al cabo, quitando el sudor y las intermitencias.
Pero llegó la mañana, sonó el despertador y estuve despierta algo más de 10 segundos. Y ahí sucedió: me di cuenta de que todo había sido un sueño. En un instante, toda la alegría acumulada durante horas se desvaneció. Fue como una piedra que cae sobre el estómago y te intenta hundir. Fue una certeza tan clara, un desengaño tan cruel, que por un momento pensé que eso estaba siendo el sueño.
Y el lunes tuve el peor lunes en años.
1 comentario:
No debes preocuparte por la realidad cotidiana. Solo de los sueños. Sin sueños no seguiria la vida. Sigue soñando.
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