No, esto no va a ser una entrada roja, antifacha y progre. Quédense tranquilos los que, afilando los dedos, se preparaban antes de terminar de leerlas, a comentar ácidamente mis palabras. Esto va a ser una entrada de recuerdos.
Cuando yo era más joven y vivía en Sevilla, el padre de mi amiga Elisa nos sacaba a ella y a sus amigas a comer un día al año, más o menos. Solía ser el 14 de Abril.
Y yo los primeros años no lo pillaba. 14 de Abril, día de la República? Me sonaba raro. En mi casa nunca se ha celebrado abiertamente éste ni ningún otro día con tintes políticos, aunque bien sé ahora que en su interior, mis padres lo hacían. Celebrar éste, digo. Simplemente no lo mostraban, y se lo agradezco de corazón. Sin embargo, tampoco se oponían a que Ernesto, que así se llama el padre de Elisa, nos sacara a comer por el día de la República. Y como digo, para mí era un día genial porque íbamos a comer a sitios donde todo está riquísimo, y eso, cuando tienes 13 o 14 años, es guay. Lo de la República, francamente, me daba lo mismo.
Años más tarde, aprendí qué es la II República. Ahora tengo interiorizados varios libros que describen esta etapa, he podido informarme libremente sobre cómo se fundó, sus causas, los avances que supuso para España, y también sobre cómo cayó. He podido leer sobre el levantamiento militar del 18 de Julio (otra fecha que nunca se mencionó en mi casa, por lo cual estoy de nuevo agradecida) y sobre la Guerra Civil que le siguió. Sobre los muertos que esta Guerra entre vecinos provocó. Sobre los sitios donde están enterrados. Mi padre, que es profesor de Historia, intentó explicarme todo esto de la manera más objetiva posible, y lo consiguió. Sólo ahora, cuando cuento con 26 añazos y ya me he podido formar mi propia opinión, le oigo a él las suyas. Chapeau, Papá.
Ahora vivo en Alemania, país cuyo pasado reciente no es algo de lo que sus habitantes estén especialmente orgullosos. Hablo con ellos y aún les cuesta contar abiertamente cosas del régimen nacionalsocialista. Les duele y les avergüenza. Yo nunca he oído a nadie hablar avergonzado de la Guerra Civil y la dictadura franquista en España. Como mucho he oído opiniones completamente polarizadas: desde "Con Franco se vivía mejor" hasta "Todos los fachas a la hoguera".
La sociedad española no ha conseguido interiorizar la Guerra, la Dictadura y la Transición. Lo siento, pero es así. Tenemos que hablar de ello. Tenemos que remover el poso de los recuerdos. Una sola persona no lo va a conseguir, y desde luego el Juez Baltasar Garzón no lo va a conseguir. Lo que sí va a conseguir (lo está consiguiendo ya) es que hablemos del asunto. Que en Alemania, EEUU, Francia, Inglaterra y América Latina se hable del asunto, se hable de Derechos Humanos, de Justicia Internacional y de Memoria Histórica. Mis amigos de aquí me preguntan, y yo intento seguir el ejemplo de mi padre y contar las cosas lo más objetivamente posible. No me sale tan bien como a él, pero voy mejorando. El Juez Garzón ha conseguido que mucha gente que nunca pensó sobre la Guerra Civil, las fosas comunes o los muertos republicanos y nacionales haga de esta etapa de la Historia reciente española algo suyo. Y lo más importante, que esa gente se forme sus propias opiniones.
Y por eso, yo apoyo al Juez Garzón.
Cuando yo era más joven y vivía en Sevilla, el padre de mi amiga Elisa nos sacaba a ella y a sus amigas a comer un día al año, más o menos. Solía ser el 14 de Abril.
Y yo los primeros años no lo pillaba. 14 de Abril, día de la República? Me sonaba raro. En mi casa nunca se ha celebrado abiertamente éste ni ningún otro día con tintes políticos, aunque bien sé ahora que en su interior, mis padres lo hacían. Celebrar éste, digo. Simplemente no lo mostraban, y se lo agradezco de corazón. Sin embargo, tampoco se oponían a que Ernesto, que así se llama el padre de Elisa, nos sacara a comer por el día de la República. Y como digo, para mí era un día genial porque íbamos a comer a sitios donde todo está riquísimo, y eso, cuando tienes 13 o 14 años, es guay. Lo de la República, francamente, me daba lo mismo.
Años más tarde, aprendí qué es la II República. Ahora tengo interiorizados varios libros que describen esta etapa, he podido informarme libremente sobre cómo se fundó, sus causas, los avances que supuso para España, y también sobre cómo cayó. He podido leer sobre el levantamiento militar del 18 de Julio (otra fecha que nunca se mencionó en mi casa, por lo cual estoy de nuevo agradecida) y sobre la Guerra Civil que le siguió. Sobre los muertos que esta Guerra entre vecinos provocó. Sobre los sitios donde están enterrados. Mi padre, que es profesor de Historia, intentó explicarme todo esto de la manera más objetiva posible, y lo consiguió. Sólo ahora, cuando cuento con 26 añazos y ya me he podido formar mi propia opinión, le oigo a él las suyas. Chapeau, Papá.
Ahora vivo en Alemania, país cuyo pasado reciente no es algo de lo que sus habitantes estén especialmente orgullosos. Hablo con ellos y aún les cuesta contar abiertamente cosas del régimen nacionalsocialista. Les duele y les avergüenza. Yo nunca he oído a nadie hablar avergonzado de la Guerra Civil y la dictadura franquista en España. Como mucho he oído opiniones completamente polarizadas: desde "Con Franco se vivía mejor" hasta "Todos los fachas a la hoguera".
La sociedad española no ha conseguido interiorizar la Guerra, la Dictadura y la Transición. Lo siento, pero es así. Tenemos que hablar de ello. Tenemos que remover el poso de los recuerdos. Una sola persona no lo va a conseguir, y desde luego el Juez Baltasar Garzón no lo va a conseguir. Lo que sí va a conseguir (lo está consiguiendo ya) es que hablemos del asunto. Que en Alemania, EEUU, Francia, Inglaterra y América Latina se hable del asunto, se hable de Derechos Humanos, de Justicia Internacional y de Memoria Histórica. Mis amigos de aquí me preguntan, y yo intento seguir el ejemplo de mi padre y contar las cosas lo más objetivamente posible. No me sale tan bien como a él, pero voy mejorando. El Juez Garzón ha conseguido que mucha gente que nunca pensó sobre la Guerra Civil, las fosas comunes o los muertos republicanos y nacionales haga de esta etapa de la Historia reciente española algo suyo. Y lo más importante, que esa gente se forme sus propias opiniones.
Y por eso, yo apoyo al Juez Garzón.