lunes, 23 de febrero de 2009

Y por qué no?

Se me van acumulando las cosas para escribir, pero el Friday Seminar no me deja vivir... El otro día tuve un día horrible, y cuando eso pasa, lo que hago es pensar en las cosas buenas que a pesar de todo también suceden en un los días horribles. Pero esa historia ya la sabéis.
La otra variante es que después de que el día esté siendo horrible, empiecen a pasar cosas geniales y tu felicidad empiece a subir exponencialmente. El martes pasado estuve todo el día encerrada en la biblioteca preparando la charla, y nada me salía como quería. Subí al lab a despejarme y ver a mis compis, y vi que me había llegado mi pedido de Amazon... creí ser la mujer más feliz del mundo.

Por la noche fuimos a cenar a un restaurante al que tenía muchas ganas de ir, con una compañía difícilmente mejorable: Sandra y Marcelo, que se van el jueves de vuelta a Argentina, y Alba y Christer. Fue el regalo conjunto de Alba y mío para Sandra por su cumpleaños y también como despedida para los dos. Fue una cena perfecta. El paquete de Amazon se quedó en nada. Volví a creerme la mujer más feliz del mundo.


Al volver a casa, con el sabor dulce de una cena perfecta pero con la perspectiva de otro día horrible en la biblioteca al día siguiente, me esperaba otra sorpresa: después de seis meses, mi orquídea por fin decidió abrir su primera flor.




Y decidí que por qué no, que ese día era la mujer más feliz del mundo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Después de la tempestad siempre viene la calma.

Emilienko dijo...

En realidad esta filosofía de felicidad basada en pequeños placeres de la vida diaria puede dar bastante satisfacción.

A veces me llamo tonto por no saberla apreciar contínuamente.