Sábado por la mañana, desayuno rápido en casa, Garrett le pone vinagre en vez de aceite a la tostada, al coche y rumbo a Punta Umbría. Buen tiempo, cielo despejado y muchas ganas de ultimate.
Llegamos a Punta, encontramos los campos y al llegar, buscamos a nuestros respectivos equipos: yo en Budweiser, Nate en Stella Artois, Per y Garrett en Kronenberg 1664, y Alex en Heineken.
Se nota que lo más importante del frisbee es la cerveza de luego?
Cuatro partidos el sábado. Mi equipo al menos, muy bueno en todos los sentidos. Ganamos tres y perdimos uno. Conectamos desde el principio. Estaba claro que Flo sería el capitán, pero se portó muy bien, nos turnábamos para ser handlers y las chicas jugamos tanto o más que los chicos. Estuvo bien ser de las "mejores" del equipo. Se juega más, se disfruta más y también se aprende mucho.
Mucho buen rollo con los Frisbillanas, y muchas ganas de jugar con ellos alguna vez en Sevilla.
Mi familia apareció por allí a pasar el día, y en vez de sandwiches cutres pude comer paella entre partido y partido. Oh yeah. Parece que les gustó ver por fin a qué dedico mis domingos por la tarde en Dresden, ¡e incluso le compraron un disco a mis sobrinos! Mi padre se cogió una silla del chiringuito y se sentó en una esquina del campo a analizar mi juego:
Elena... vais perdiendo!!
Al acabar los partidos, a casa a ducharse, distribuir las habitaciones y a cenar al restaurante. Unos "chiripones" buenísimos y paella de nuevo!
Y luego... fiesta! Nos dieron el plan de juego del dia siguiente, y Nate y yo descubrimos que jugábamos el uno contra el otro en el primer partido de la mañana, que venía siendo a las 10.30am.
Nate: I'm gonna get you drunk so you don't beat us.
Elena: I'm gonna get YOU drunk, man.
Y así fue. Uno tras otro nos fuimos bebiendo él sus Pamperos con hielo y yo mis Legendarios con coca-cola. Al final me cansé de pedir y le enseñé a pedir en español, ¡y lo consiguió!. Incluso le dieron mejores vasos que a mí. La fiesta fue genial, bailamos hasta sevillanas...
Muy buen rollo y copas en condiciones, que en Dresden no hay manera.
A las 3.30 decidimos que mejor nos íbamos a dormir si queríamos no cagarla demasiado en los partidos al día siguiente. Al llegar a mi habitación, llamé al timbre en vez de encender la luz, lo cual no le hizo mucha gracia a Alex, que dormía como un bebé desde las 11 de la noche... espero que me lo perdonara :S
Cerré los ojos a las 4 y a las 9 el despertador estaba sonando... ¡más ultimate nos espera! Nos arrastramos como pudimos a los campos. Mi voz era un poema. Sólo de pensar en echar a correr en la arena de nuevo...
Mi equipo ganó los tres partidos, y quedamos terceros. Por primera vez alguien me pidió que jugara los puntos importante. Guess I'm getting better!
Nos perdimos la entrega de premios porque teníamos algo de prisa, pero Frisbillanas nos regaló un disco de agradecimiento por haber ido al torneo :)
Un 10 para Frisbillanas y el Chiripones 2009. Chapó. El año que viene, Ring of Fire no se lo pierde.
Se nota que lo más importante del frisbee es la cerveza de luego?
Cuatro partidos el sábado. Mi equipo al menos, muy bueno en todos los sentidos. Ganamos tres y perdimos uno. Conectamos desde el principio. Estaba claro que Flo sería el capitán, pero se portó muy bien, nos turnábamos para ser handlers y las chicas jugamos tanto o más que los chicos. Estuvo bien ser de las "mejores" del equipo. Se juega más, se disfruta más y también se aprende mucho.
Mucho buen rollo con los Frisbillanas, y muchas ganas de jugar con ellos alguna vez en Sevilla.
Mi familia apareció por allí a pasar el día, y en vez de sandwiches cutres pude comer paella entre partido y partido. Oh yeah. Parece que les gustó ver por fin a qué dedico mis domingos por la tarde en Dresden, ¡e incluso le compraron un disco a mis sobrinos! Mi padre se cogió una silla del chiringuito y se sentó en una esquina del campo a analizar mi juego:
Elena... vais perdiendo!!
Al acabar los partidos, a casa a ducharse, distribuir las habitaciones y a cenar al restaurante. Unos "chiripones" buenísimos y paella de nuevo!
Y luego... fiesta! Nos dieron el plan de juego del dia siguiente, y Nate y yo descubrimos que jugábamos el uno contra el otro en el primer partido de la mañana, que venía siendo a las 10.30am.
Nate: I'm gonna get you drunk so you don't beat us.
Elena: I'm gonna get YOU drunk, man.
Y así fue. Uno tras otro nos fuimos bebiendo él sus Pamperos con hielo y yo mis Legendarios con coca-cola. Al final me cansé de pedir y le enseñé a pedir en español, ¡y lo consiguió!. Incluso le dieron mejores vasos que a mí. La fiesta fue genial, bailamos hasta sevillanas...
Muy buen rollo y copas en condiciones, que en Dresden no hay manera.
A las 3.30 decidimos que mejor nos íbamos a dormir si queríamos no cagarla demasiado en los partidos al día siguiente. Al llegar a mi habitación, llamé al timbre en vez de encender la luz, lo cual no le hizo mucha gracia a Alex, que dormía como un bebé desde las 11 de la noche... espero que me lo perdonara :S
Cerré los ojos a las 4 y a las 9 el despertador estaba sonando... ¡más ultimate nos espera! Nos arrastramos como pudimos a los campos. Mi voz era un poema. Sólo de pensar en echar a correr en la arena de nuevo...
Mi equipo ganó los tres partidos, y quedamos terceros. Por primera vez alguien me pidió que jugara los puntos importante. Guess I'm getting better!
Nos perdimos la entrega de premios porque teníamos algo de prisa, pero Frisbillanas nos regaló un disco de agradecimiento por haber ido al torneo :)
Un 10 para Frisbillanas y el Chiripones 2009. Chapó. El año que viene, Ring of Fire no se lo pierde.