viernes, 29 de mayo de 2009
Llegando a Dresden
Hay pocas cosas más tristes que salir de la sala de recogida de equipaje y que no haya nadie esperándote al otro lado de las puertas.
lunes, 18 de mayo de 2009
La primavera se quedó con una esquina rota
Hoy siento un vacío chiquitito en el corazón. Anoche fui a mi estantería, y cogí el único libro que me ha acompañado en las tres ciudades en las que he vivido. El que tiene más subrayados, notas al margen y el que más recuerdos me trae de todas las épocas de mi aún corto viaje en el paréntesis de la vida. El vacío que siento no es grande, porque Benedetti para mí era como una hormiguita. Su poesía me susurra al oído, y entra en mi cabeza pasito a pasito, muy despacio pero constantemente. No es grande porque él tenía una voz y una pluma chiquitas, y yo siempre lo vi como un enanito que trabaja sin descanso en multitud de sensaciones y emociones. Y desde que anoche me enteré de la noticia he ido repasando los poemas que más me gustan de ese libro, su antología poética. Y releyendo ésos y otros, he vuelto a comprobar una vez más que él ha sido capaz de describir cada sensación y cada emoción que yo haya podido experimentar alguna vez. Por eso sé que me estoy engañando a mí misma diciendo que el vacío que siento es pequeño. Pero así de optimistas son sus poemas y así de optimista quiero ser yo hoy. Y siempre.
domingo, 10 de mayo de 2009
Suscribirse a:
Entradas (Atom)