Qué más dan los artículos, las tesis, los experimentos, el laboratorio, las charlas o los congresos cuando no estás en forma ni para moverte de la cama. A mediados de Noviembre, Pedro se fue a pasar un fin de semana a Suiza con sus amigos, tuvo una emergencia médica y se lo tuvieron que llevar a Portugal.
Volvió ayer.
Empezamos juntos el doctorado, y yo siempre bromeaba con que él tenía que defender antes que yo, porque era Biólogo y yo Ambientóloga. Siempre con que a nuestro jefe le gustaba más un proyecto que el otro, con que quién le caía mejor de los dos. Con que a ver qué paper salía antes. Fuimos a Japón juntos el año pasado a un congreso y comimos el mejor sushi de nuestra vida con nuestros últimos yenes la última noche. Siempre ahí cuando tenía una duda estúpida sobre cualquier cosa. Un portugués calladito y reservado, pero alegre, bromista y muy, muy relajado. Ha estado casi siete meses ausente, aburrido en Lisboa, de médico en médico, de cirujano en cirujano, con pruebas, medicamentos, tratamientos.
Ahora ya es seguro que yo defenderé antes que él. Y no se puede imaginar cuánto le he echado de menos. Sobre todo con la preparación del artículo, los experimentos in extremis, las tardes y noches y días de agobios y llantos. Y es que, como le dije en un e-mail hace poco: We were supposed to go through all this together.
Volvió ayer y dijo: I never thought I would be so happy to come back to Dresden...
Bem-vindo.