Tenía ganas de venir a Dresden por muchos motivos, y uno de ellos era el poder vivir en la antigua Alemania del Este. Nunca había pasado más de 10 días en un país con pasado comunista. Ahora sólo llevo una semana, pero he notado que Dresden destila esa esencia. No hay metro, sino tranvías, implantados cuando el suelo era de todos y se podía "derrochar". Se ven Trabis por la calle!!! No en museos, como cuando vas a Berlín, sino rodando, funcionando, viviendo en ese pasado que les creó, traqueteando por las calles de adoquines, que saben a antiguo. Las casas tienen ese aire triste, de edificio que pudo haber sido y ahora no es. Las avenidas principales son anchas, se hicieron preparadas para transportar grandes masas de gente, coches, tranvías y mercancías a través de la que iba a ser una de las ciudades más importantes de la Alemania unida cuando el muro cayera. Hacia donde ellos creían que caería, claro.
A las orillas del Elba hay eso, orillas. Extensiones de unos 100 o 200 metros que ahora en verano son praderas en las que relajarse y tomar el sol, y en invierno servirán para practicar esquí de fondo. El suelo era de todos, ¿para qué construir precisamente allí, si se inundaba en primavera? Gracias a esas crecidas y para proteger a la ciudad de ellas, se conservan las Elbufer(orillas del Elba), y cada vez que cruzo ese puente me quedo embobada mirándolas.
Hay tiendas donde venden productos de la RDA que me recuerdan al pobre protagonista de Goodbye Lenin! y que me hacen ver cuán diferente es aún una Alemania de otra. Viví un año en Hamburgo, y sí, los Ossis son aún distintos de los Wessis. ¿Cómo sentirse iguales, cuando de pronto, tras tantos años viviendo de una manera te dicen mira no, que llevas 30 años trabajando de un modo que estaba equivocado, que ahora trabajamos así y cuando quieras comprarte algo, vas a la tienda y te lo compras, no tienes que reunir cupones ni demostrar al Gobierno que lo necesitas. LLegas, miras, compras, te vas. Punto.
Esto no se "cura" en 15 años, como pensaron que sucedería. Esto llevará su tiempo. Unas cuantas generaciones, en mi opinión. Pero mientras, yo me voy a empapar de esto, para tenerlo grabado a fuego cuando se lo terminen de cargar.
A las orillas del Elba hay eso, orillas. Extensiones de unos 100 o 200 metros que ahora en verano son praderas en las que relajarse y tomar el sol, y en invierno servirán para practicar esquí de fondo. El suelo era de todos, ¿para qué construir precisamente allí, si se inundaba en primavera? Gracias a esas crecidas y para proteger a la ciudad de ellas, se conservan las Elbufer(orillas del Elba), y cada vez que cruzo ese puente me quedo embobada mirándolas.
Hay tiendas donde venden productos de la RDA que me recuerdan al pobre protagonista de Goodbye Lenin! y que me hacen ver cuán diferente es aún una Alemania de otra. Viví un año en Hamburgo, y sí, los Ossis son aún distintos de los Wessis. ¿Cómo sentirse iguales, cuando de pronto, tras tantos años viviendo de una manera te dicen mira no, que llevas 30 años trabajando de un modo que estaba equivocado, que ahora trabajamos así y cuando quieras comprarte algo, vas a la tienda y te lo compras, no tienes que reunir cupones ni demostrar al Gobierno que lo necesitas. LLegas, miras, compras, te vas. Punto.
Esto no se "cura" en 15 años, como pensaron que sucedería. Esto llevará su tiempo. Unas cuantas generaciones, en mi opinión. Pero mientras, yo me voy a empapar de esto, para tenerlo grabado a fuego cuando se lo terminen de cargar.